(13/02/2008)

Mujer de mis ensueños, musa auténtica, 

Tú eres aquella hermosa flor 

que conocí aquella tarde de noviembre, 

el cielo nublado en el parpadeo del atardecer, 

el lugar menos indicado;

 

Fue allí a oscuras abatiendo mis miedos te hablé 

allí fue que flechaste mi corazón cautivo 

y fue así que nos hicimos amigos…

 

Desde luego nos vimos continuamente sin cesar, 

de pronto nos enamoramos con mucha incertidumbre 

pero tan seguro en nuestros corazones 

de lo que sentíamos uno al otro;

 

Mi vida, eres la luz que alumbra mi camino 

Eres por la que yo recobré el amor 

y olvidé mi pasado… 

aun tiempo después te convertiste en mi motivo, 

porque siempre estuviste a mi lado, 

cuando la vida se ensañaba conmigo 

en las buenas y malas, 

así pasaron los años favorables y adversos

 

Entonces, cambiaron nuestras vidas por completo 

con el obsequio que Dios nos concedió. 

¡Nuestra hija! 

quien ahora es testigo de la plena felicidad 

del recinto en que vivimos;

 

Obvio que no somos ni seremos perfectos 

algunas veces tenemos discusiones como todos, 

y a veces por estúpidos defectos.

 

Tú eres tan pacífica por estilo 

me conoces tanto como ninguna 

que logras siempre calmarme 

Te quiero por eso y por mil razones más,

cuando llego de trabajar, agotado,

tú me recibes con ternura,

velando por mí con tanto afán

que a veces descuidad tu propio cuidado.

 

Eres tan buena, cariñosa y sincera conmigo 

que sería si algún día me faltases, 

¡Sería morirme de amor!

 

Ausentarme de ti y de mi hija sería caer en el abismo,

porque los necesito tanto como el aire que respiro.

Ustedes son el bálsamo que alivia cualquier pesar;

están en mi presente, en mi pasado y en mi porvenir,

ustedes son la esencia misma de mi existir.

 

Son ustedes, mujeres de mi corazón,

a quienes amo con todo mi ser,

incluso más allá de la vida terrenal,

seguiré amándolas con intensidad,

mis amores, mis razones de vivir.

© LAH Corazón Bardo