Un día impensado vine yo

por asares de la vida,

el destino me trajo aquí

¡Y me quede impresionado!

cuando cruce el puente señorial

Carlos III .

Puse mi mirada en una linda morena

por la que yo día a día

me encapriches más,

fue su sonrisa encantadora

como una flor seductora.

¡OH bella flor!

no quisiera dejarte heridas

porque el amor que tengo por ti,

es incomparable.

Me debo Yo al respeto

de mi madre redentora,

la Mamacha del Carmen

testigo de mi buena fe,

para dejar en ella mi devoción

 lo que tengo trazado,

llegar a cumplir mi meta

y con mucha fe y esperanza

Todo se haga realidad.

¡Adorada madre mía!

ruego por ella no me desampares,

me voy con tu bendición

para algún día volver.

Gracias por conocerte

y llevarme yo de aquí,

el recuerdo inolvidable

que siempre quedara

en mi corazón.

©LAH/Corazón Bardo (14/JULIO/2002)