En nuestra juventud dorada,

caminamos en la misma senda,

como toros en yugo unido,

guardando la amistad preciada.

 

Recuerdo esos días de escuela,

tus bromas y mi risa viva,

como hermanos en la misma guerra,

bajo el sol de nuestra vida.

 

El tiempo ha envejecido el sendero,

y tú estás lejos, yo más aún,

la vida nos lleva por senderos diversos,

sin amigos cerca, bajo el mismo sol.

 

Espero que donde estés, amigo,

la suerte te sonría, como en ayer,

y en la distancia, te abrazo en versos,

deseándote lo mejor, siempre a ti.

OCH

© LAH Corazón Bardo